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septiembre 12, 2025Aunque la energía eólica es hoy uno de los puntales para la transición energética y, por tanto, un elemento de vanguardia, lo cierto es que la historia de la energía eólica es bastante larga y completa. El uso del viento se remonta milenios, cuando se empleaban molinos para moler grano o para acceder al agua. En el siglo XIX se probó con éxito su potencial para generar electricidad, pero no fue hasta el siglo XX cuando se popularizaron los parques eólicos y se integró de forma efectiva en el media mix energético.
El primer parque eólico moderno se instaló en 1981 en Estados Unidos. El primero en Europa lo hizo en 1982, en la isla griega de Kythnos. En todos estos casos se trata de parques eólicos terrestres, porque los marinos tuvieron que esperar una década más para comenzar sus pruebas. Pero ¿dónde arrancó la aventura de la energía eólica en España?
Los inicios de la eólica fueron experimentales. «Nos dedicábamos a esto más que nada por principios, porque tampoco nos daba dinero», le decía al periódico El Mundo años después Alberto Ceña, ahora asesor técnico de la Asociación Empresarial Eólica y uno de aquellos pioneros del uso del viento. «Tenía 25 años; nosotros éramos los ingenieros hippies», bromea.
Aun así, lo cierto es que no se esperó mucho en España para probar el potencial de la eólica en España. Aunque algunas fuentes ponen en Tarifa (Cádiz) el primer aerogenerador instalado en el país, en 1984, lo más habitual es que los inicios de la energía eólica en España se ubiquen en Cataluña. Fue en esta comunidad autónoma en donde se empezaron a fabricar aerogeneradores y se instaló el primer parque eólico.
El pionero parque de Garriguella
Ambos hitos se registraron en 1984. El primer aerogenerador se conectó a la red eléctrica catalana en marzo de 1984 desde Vilopriu (Girona), de una forma alegal como recuerdan ahora las fuentes que abordan la historia de ese hito. No existía todavía una normativa específica sobre la energía eólica. Se trataba del aerogenerador Eco 12/15, el primero fabricado en España (de la empresa Ecotècnia, que había nacido en 1980), y que tenía un tamaño y unas capacidades mucho más modestas que los aerogeneradores actuales. La torre tenía 10 metros de alto y la potencia del aerogenerador estaba en los 15 kW.
También fue en la provincia de Girona donde se abrió el primer parque eólico, en Garriguella. Su capacidad de generar energía era muy limitada: como apunta un reportaje que celebraba su 40 aniversario, la capacidad de todo el parque era el equivalente al 2,4% de toda la que puede generar ahora mismo un aerogenerador medio. El diámetro de las palas estaba en aquellos momentos en unos discretos 12 metros.
Entonces, el parque de Garriguella generaba la electricidad suficiente como para cubrir las necesidades de energía de unas 60 personas. Este parque pionero cerró en 1988, porque el viento en la zona en la que se había levantado no era constante. En los 80 se abrieron otros parques eólicos en Tenerife, Albacete o Cádiz. En los 90, la geografía de la eólica se fue haciendo más amplia y, en especial, comunidades autónomas como Galicia, Castilla y León o Andalucía fueron viendo como los parques eólicos y los aerogeneradores entraban a formar parte de sus paisajes. España se ha acabado convirtiendo, de hecho, en uno de los principales productores de energía eólica del mundo.